El universo de agua que tuerce su cuerpo en escala con las estrellas



domingo, 18 de julio de 2010

Esa buena nostalgia que hoy me hace mal

"Pensando en existir, te olvidás de vivir"(dije hace un tiempo, no mucho).
Ya no pensé más en eso desde aquel día que me dije tenés que despertar.
Entonces llegó mi momento y mi lugar. Ya no podía escapar. No quería escapar. Y lo único que pensaba era en que nunca terminara.

"En invierno iremos en un pequeño vagón rosa con pequeños cojines azules. Nos sentiremos bien. Un nido de besos locos descansa en cada rincón mullido".

"Afuera negro, adentro de todos colores"

Y en los días más, voy a recordar aquella calidéz que sentí en medio de aquel día frío. Una calidéz que recorría todo mi cuerpo hasta mi cara, donde tus manos me acariciaban. Caricia tibia que pretendía no irse nunca. Por dentro temblaba, lo sentía pero ya no era de frío. Un abrazo final se llevó con vos parte de mi corazón. Pensé, cuando ya no estabas, que no me gustaban los finales. Era triste pensarlo como un final. Entonces recordé que en las hisotorias los finales sólo son nuevos comienzos. Me reconfortó ser este pequeño final, un gran comienzo. Guardé ese abrazo en lo más profundo de mí. Fue real, muy real. Lo sentí como hacía mucho, por no decir como nunca sentí antes. Ese momento era perfecto, por lo menos para mi, y era mio; era nuestro. No necesité más que ese momento para darme cuenta que era cierto.
No tenía que pensarlo, no tenía que entenderlo, no tenía que creerte porque ahora ya sabía cuánto podía sentirte. Y sentirte es lo que hoy me hace felíz.
Creía que los sueños no tenían límites. Y hoy me hace felíz seguir pensando lo mismo y saber que no importa cuánto lejos estén esos sueños, siempre se pueden hacer realidad. Es que comprobé que las distancias no existen para la mente. Para el corazón los sueños no son más que cercanas realidades. ¿El amor es un sueño? ¿El sueño es realidad?
Hoy La realidad es el sueño del que no quiero despertar.